miércoles, 19 de febrero de 2014

Robocop (2014)

Intento de modernización del clásico de Paul Verhoeven que se queda en una mera estilización. Robocop para todos los públicos que entretiene y poco más. Lo mejor, como siempre, Gary Oldman.


Director: José Padilha
Guión: Joshua Zetumer, Nick Schenk
Estreno en España: 14 de febrero de 2014
Duración: 118 minutos
Intérpretes: Joel Kinnaman, Gary Oldman, Michael Keaton, Samuel L. Jackson, Abbie Cornish, Jackie Earle Haley.

Los 80 fueron una época dorada en lo que a cine de ciencia ficción y cine de acción violento se refiere. Uno de los exponentes de este cine fue Paul Verhoeven, director holandés que antes de Desafío Total (1990) o Starship Troopers (1997) ya había creado un clásico imperecedero con su Robocop de 1987.

Mezclando el héroe vengador al más puro estilo Harry el Sucio (1971) con ese concepto de ciencia ficción robótica ochentera (The Terminator, 1984), Verhoeven nos ofreció una película cargada de violencia, tan gratuita como catártica, muy del gusto de la época. El futuro que nos presentaba era desolador, caótico, anárquico y violento. Y era en ese caos donde tenía sentido la figura del cyborg justiciero que ponía las cosas en su sitio.

Ahora, en pleno 2014, en un Hollywood muy escaso de ideas, la línea es rescatar éxitos del pasado, revisar chapa y pintura y ofrecerlos como seminuevos. Remake, reboot o cualquier otra palabra que quieran inventarse viene a ser lo mismo: no hay ideas nuevas, aprovechemos la nostalgia para hacer dinero.



En esta espiral, Verhoeven ya tuvo que sufrir hace un par de años ese engendro mal llamado Desafío Total (2012), todo un despropósito vacío y olvidable. Ahora, le llega el turno a Robocop. El resultado, aunque entretenido y disfrutable, queda muy lejos de aportar nada nuevo. Más bien al revés.

En efecto, este Robocop para todos los públicos, este Robocop de Dinsey Channel, no es más que una versión estilizada y monaguilla de aquel enjendro biomecánico de los ochenta. El brasileño José Padilha (Tropa de Élite, 2007) pone su empeño al servicio de esta producción de papel de calco en la que sólo destaca la como siempre brillante actuación de un Gary Oldman que le está cogiendo gustillo a la ciencia ficción. Pronto le veremos en la nueva del Planeta de los Simios y, quién sabe, quizás también en la nueva trilogía de Star Wars.


Poco más que destacar. Se pretende sin demasiado éxito profundizar en el personaje de Álex Murphy, se nos ofrecen los mismos dilemas morales que ya hemos visto tantas veces, las corrupciones y ambiciones recurrentes, los malos que son muy malos (Michael Keaton disfruta visiblemente con estos papeles, y nosotros con él) y los buenos que son muy buenos (Abbie Cornish encarna a una sufrida esposa y madre), todo ello ello en una ciudad que parece bastante menos necesitada que ese Detroit tan machacado de la cinta original. Ni siquiera las escenas de acción son tan espectaculares como se cabría esperar, y el desenlace resulta algo insulso.

En definitiva, una nueva revisión desnatada que no pasará a engrosar las estanterías de ningún amante del buen cine, que sólo nos despertará cierta curiosidad, nos entretendrá un rato y que olvidaremos rápidamente.

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